lunes, 12 de octubre de 2009




Roger Penrose, OM, FRS (nacido el 8 de agosto de 1931) es un físico matemático nacido en Inglaterra y Profesor Emérito de Matemáticas en la Universidad de Oxford. Está altamente considerado
por su trabajo en física matemática, en particular por sus contribuciones a la relatividad general y la cosmología. También ha dedicado su tiempo a las matemáticas recreativas y es un controvertido filósofo. Penrose es hijo del científico Lionel S. Penrose y Margaret Leathes, y hermano del matemático Oliver Penrose y el ajedrecista Jonathan Penrose.
Fue elegido miembro de la
Royal Society de Londres en 1972, ganó el Science Book Prize en 1990, y compartió el Premio Wolf en Física con Stephen Hawking en 1988. Fue nombrado caballero en 1994.



En 1955, siendo todavía un estudiante, Penrose reinventó la inversa generalizada (también conocida como la inversa Moore-Penrose, ver Penrose, R. "A Generalized Inverse for Matrices." Proc. Cambridge Phil. Soc. 51, 406-413, 1955.)).
Penrose consiguió su Doctorado en
Cambridge en 1958, escribiendo una tesis sobre métodos tensores en geometría algebraica bajo la supervisión del conocido algebrista y geómetra John A. Todd. En 1965 en Cambridge, Penrose y el físico Stephen Hawking probaron que las singularidades pueden formarse a partir del colapso de inmensas estrellas moribundas. (Ferguson, 1991:66).
En
1967, Penrose inventó la teoría de twistores que mapea objetos geométricos de un espacio de Minkowski en un espacio complejo en 4 dimensiones con la signatura métrica (2,2). En 1969 conjeturó la hipótesis de censura cósmica. Esta propone (de forma informal) que el universo nos protege de la inherente impredictibilidad de las singularidades (como los agujeros negros) ocultándolos de la vista. Esta forma es conocida actualmente como la hipótesis débil de la censura; en 1979, Penrose formuló una versión más firme llamada la hipótesis fuerte de la censura. En conjunción con la conjetura BKL y problemas con la estabilidad no lineal, resolver la conjetura de la censura cósmica es uno de los problemas más importantes en la teoría de la relatividad.
Roger Penrose es conocido por su descubrimiento en
1974 de los teselados de Penrose, que están formados de dos teselas que sólo pueden teselar el plano de forma aperiódica. En 1984 se encontraron patrones similares en la organización de átomos en cuasicristales. Su contribución más importante puede ser su invención en 1971 de las redes de espín, que posteriormente formó la geometría del espaciotiempo en un bucle gravitónico cuántico. Penrose influyó en la popularización de los comúnmente conocidos como diagramas de Penrose (diagramas causales).
En
2006 Penrose editó El camino a la realidad: Una guía completa a las leyes del universo, un libro de 1.099 páginas que tuvo la intención de crear una guía general sobre las leyes de la física, y que constituye uno de los mejores libros de divulgación de las últimas décadas.
EL CAMINO A LA REALIDAD
Por fin he terminado estas 1400 paginitas de nada, amenas, divertidas y fáciles de leer, y espero que se note la fina y aguda ironía. Tella le ha dado el nombre de ladrillo, y con razón. Aparte de pesar un potosí y por tanto ser un poco difícil de leer (estos libros los leo en mesa y con atril), el contenido también es pesado, y no poco.
Con la excusa de que cada ecuación escrita en una obra de divulgación divide entre dos el número de posibles lectores de la obra, Penrose no se corta y decide llegar a que el numerador sea cero a la hora de contar el número de sus lectores, literalmente plagando el texto de ecuaciones.
Si quieres entender el libro ve pensando en hacer exactas y doctorado. Como poco. Un curso de cinco años de cosmología tampoco estaría mal como complemento, y mejor todavía añade otro de física cuántica de la misma duración. Y entonces, quizás, entiendas lo que ahí pone. O al menos las partes centrales, porque a partir de la página 200 las matemáticas que trata se salen del bachillerato y casi de cualquier carrera que no sean exactas, aunque al final Roger vuelve al redil y escribe para los simples mortales que sólo tengan una carrera de mates y un doctorado (léase de nuevo la ironía), y eso no siempre.
Y con esto estoy diciendo que no me he enterado un pijo del libro. Bueno, de algo sí. De las primeras doscientas páginas y de partes –no muchas- de los últimos 7 capítulos del mismo. De hecho, de lo único que me he enterado es de lo que ya sabía por otros libros de divulgación. Pero lo he leído de cabo a rabo, con dos cojones (más bien empleando varios fines de semana y algunas tardes después de currar).
Por ejemplo, el capítulo de los twistors es, simplemente, apoteósico. Y no digamos del anterior. El de supergravedad, cuerdas y teoría M ha sido más fácil, más que nada por haber leído con anterioridad el libro de Brian Greene, que si no tampoco me hubiera enterado.
Desde mi punto de vista el autor aprovecha la excusa de las ecuaciones para lucir sus conocimientos. No concibo otra explicación a la enormísima cantidad de matemáticas que hay en el libro, máxime cuando algunas de las demostraciones tienen explicaciones más sencillas y más entendibles y que son las que se suelen encontrar en los libros de texto. Y si añadimos que al final apenas las emplea, deducimos que las 1400 páginas podrían haberse quedado en unas quinientas o seiscientas de mucha mayor calidad. No estoy diciendo que quite las ecuaciones, sino que las explique mejor –y sólo las imprescindibles- y que luego pase a lo interesante.
Señor Penrose, ya nos hemos dado cuenta de que es muy inteligente, de que sabe muchas matemáticas, de que tiene una opinión muy formada en cuanto a la estructura del universo, pero podría haber escrito algo más divulgativo, más en la onda de La nueva mente del emperador (y no es que éste sea fácil). Para leer tratados de mates me compro eso: un tratado de mates.
Lo que sí me ha gustado del libro en su conjunto es que deja bien claro cuando las teorías se salen de lo comprobable y/o razonable y cuando está haciendo juicios de valor. Por ejemplo, cuando habla de la teoría de cuerdas dice que en su opinión (y recalcando el hecho de que se trata de su opinión) no deja de ser un mero conjunto de reglas matemáticas sin mucho sentido. Y luego pasa a explicar la de twistors, que es la suya y en la que él mismo cree… para terminar diciendo que no es más que un mero conjunto de reglas matemáticas…
Y ya que estamos dando opiniones y haciendo juicios de valor, ahí van los míos, sacados de este libro y de mis otras múltiples lecturas y conversaciones con diversa gente.
La teoría cuántica y la QFE y similares son meros asomos de algo que se desconoce todavía, el tema de las partículas producidas en los aceleradores y todo eso no son más que imágenes y rastros sin sentido, unas estructuras construidas artificialmente en el laboratorio (con el mismo sentido que se crean elementos transuránidos, por ejemplo) y que poco tienen que ver con la realidad, si no son meras imaginaciones y efectos fantasiosos.
El bosón de Higgs no existe.
La estructura primordial del universo es discreta, es decir, se debe llegar a un límite inferior a partir de cual ya no se puede descender más, y que podría ser el mundo de los quarks caso de que la teoría cuántica tenga algo de sentido. Y se debe construir una teoría a partir de ahí, a ser posible fuera de las teorías cuánticas.
La teoría de cuerdas, twistors y similares son meros aparatos matemáticos completamente artificiales que no tienen relación alguna con la estructura real del unvierso.
Y es que el libro me ha hecho cambiar de idea en ciertos aspectos que desconocía. Ahora he visto qué matemáticas hay debajo de todas las teorías nuevas, y ciertamente existen elementos mucho más razonables y bonitos dentro de la matemática que los tomados. Me produce la impresión de que han cogido de la matemática lo que mejor les ha venido a cuento, forzando incluso las cuentas para que cuadren sus cosas. Esas álgebras y esos espacios de Riemann tan irregulares me parecen pillados un poco por los pelos.
En fin, espero estar equivocado.
LA TEORIADE LA MENTE

Lo que ha vuelto famoso a Penrose, además de criticado, es su teoría sobre la mente. El punto de vista de Penrose es que debe haber algo de naturaleza no computable en las leyes físicas que describen la actividad mental. Este argumento tiene como base el teorema de la incompletitud de Gödel, que habla de la imposibilidad de una demostración formal de una cierta proposición matemática, aunque para el entendimiento humano ésta sea de hecho verdadera. También en las ideas de Stuart Hameroff. Tanto Penrose como Hameroff postulan que la mente y el cerebro son dos entidades separables. Hameroff, médico anestesista, lo hace a través de sus estudios sobre los microtúbulos y el citoesqueleto celular, especialmente en las neuronas, mientras que Penrose lo hace desde el teorema de la incompletitud.
El modelo que defiende Penrose, junto con Hameroff, trata de explicar sucesos difíciles de entender a través de las neurociencias convencionales, y para ello se apoya en aspectos revisados de la
teoría cuántica (por ejemplo, el concepto de coherencia), así como la existencia de un fenómeno físico, inédito hasta ahora, que parece darse en el interior de las neuronas cuando la función de onda cuántica se colapsa por sí misma en una reducción objetiva orquestada.
Sus consideraciones a favor de los orgánulos celulares mencionados se apoyan en varias sugerencias:
Estas entidades existen en todo tipo de células, con lo que habría una explicación para los comportamientos complejos de seres simples sin sistema nervioso neuronal, como el
paramecio.
Debido a que cada neurona contiene una cantidad enorme de microtúbulos, el poder de computación del cerebro se incrementaría en un factor de 10 a la potencia de 13.
Dentro del
microtúbulo podría existir un estado especialmente ordenado del agua, llamado agua "vicinal", que podría ayudar a mantener el estado de coherencia cuántica buscado.
La acción de los anestésicos generales podría interferir en la actividad microtubular, hipótesis apoyada por el hecho de que estos anestésicos también actúan sobre seres simples. Ejemplo:
amebas o paramecios.
Penrose sugiere que ninguna máquina de computación podrá ser inteligente como un ser humano, ya que los
sistemas formales algorítmicos (o sea, los sistemas de instrucciones secuenciadas sobre los cuales están construidas las computadoras) nunca les otorgarán la capacidad de comprender y encontrar verdades que los seres humanos poseen.

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